Me hace gracia la de vueltas que puede dar la vida. Estoy harta de escuchar la frase "el mundo es un pañuelo", pero es que ahora comprendo que es absoluta y jodidamente cierto ese refrán.
Llega el día en el que quieres olvidarlo todo. Decides comenzar de nuevo, te haces a la idea. Te remangas, y a seguir para adelante. Y te das cuenta de que todo está yéndote perfectamente, que la armonía que tanto anhelabas está llegando por fin. Ahora puedes volver a hacer las cosas que realmente te gustaban y que por cegarte ya no querías hacer. Te vuelves a encontrar a ti misma. Te das cuenta de la gente que tienes alrededor, de lo mucho que les importas. Y vuelves a ser tú. Por fin. Otra vez tú.
Y cuando has conseguido todo este triunfo.... ZAS. La vida te recuerda por todo lo que pasaste, y te hace saber que para nada lo has olvidado todo como creías. Ah no cariño, sigue ahí. Y te das cuenta al ver una simple fotografía, al oler un determinado aroma, al nombrar ciertas palabras o que personas desconocidas sigan metiendo el dedo en la llaga, Y con solo eso. Joder, destino, te has lucido ¿eh?
Y esa paz y tranquilidad se esfuman como el humo de un cigarro que desearías fumar si fuese porque eres una chica sana y no fumas. ¿Pero por qué hay alguien ahí que impide que salgas adelante? ¿Por qué tienes la sensación de que le tienes que caer fatal a los dioses y por eso te hacen la vida imposible últimamente?
Pero tú a lo tuyo, chica. Tienes miles de trabajos por hacer, miles de libros por leer. Dale la espalda a todo.
Pero a mi que me deje el destino en paz. Que bastante ya ha hecho de las suyas.
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