¿Por qué? ¿Cómo? ¿Quién?
Las preguntas son miles, millones, y ninguna obtiene respuesta. La única certeza que se sostiene es que vivimos tiempos difíciles, una situación muy delicada. Pero que, al fin y al cabo, somos nosotros, el pueblo, el populacho, los que estamos pagando los platos rotos de unos gobernantes que se ríen de la sociedad. Aumentando sus bolsillos y disminuyendo nuestra dignidad.
Hay que gritar un "basta ya" desde lo más profundo de nuestra garganta. Recortes en sanidad o en educación, dos pilares básicos de esta sociedad. Manifestaciones. Censura de medios de comunicación. Todo recuerda a una época convulsa que ya a este país le resulta familiar. Solo sé que esto es solo el principio, la llama de una bomba que explotará algún día. Y esperemos que no sea demasiado tarde.
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