miércoles, 1 de mayo de 2013

Ana

Ella da diez pasos y al noveno puede que se eche a reír. Porque ella, es así. Y tiene ese tipo de sonrisa que se extiende por las mejillas hasta llegar a esas ganas de vivir pegadas en sus comisuras. 

Nadie sabe qué puede pasar con ella. Y eso es lo mejor, porque es una caja de sorpresas. De lo que sí está todo el mundo seguro es que las risas nunca faltarán a su lado. Porque no pasan cinco minutos sin oír una carcajada suya. 

Y es que llegas, y me encuentro con un corazón más grande que toda esta ciudad junta. Y dejas tu trocito de magia por todos lados. Porque si es verdad que no pasan cinco minutos contigo sin una risa de por medio, más cierto es aún que no he pasado ni un segundo desde hace casi dos años sin dejarte de querer.

Porque tú eres la única persona que sonríe así, tan por fuera y tan por dentro a la vez. Una muchacha enamorada que corre por todos lados con el corazón en la mano y que ya tropezó una vez hace mucho tiempo. Y eso le ha enseñado a ser más fuerte. Más de lo que ella cree. 

Siempre hay miedo de andar y no llegar a ningún sitio, pero sé que tú llegarás lejos, porque a las personas como tú el destino, que es muy sabio, les tiene preparado el mejor premio. 

No te preocupes si algunas veces las cosas no van bien. Sabes que puedes contar conmigo para siempre. Pero contar de verdad. Pero ayúdame tú también, porque sabes de sobra que te necesito para no volver a caerme.

Y es entonces cuando pienso una cosa: que si no te salen los planes, no le quites a ella su sonrisa inconfundible de la cara, porque al final de la partida, siempre pierde quien debe perder.

Así es Ana: nadie imagina lo tierna que podía llegar a ser, lo valiente que podía resultar y la magia que aguarda dentro de sí.

Ella da diez pasos y puede que al noveno se eche a reír. O puede que tropiece, pero esta vez no caerá porque tiene muchos corazones que la sujetan. Como el mío.

Te quiero.

Mucho.




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