Recuerdo que cuando era pequeña mi sueño era ser cantante de copla (sí, qué pasa). Me encantaba liarme cualquier trapo o tela que le sobrase a mi madre en sus trabajos de costura e imitar a las grandes con mi bata de cola improvisada. Pero me faltaba algo. De repente me cansaba. Y siempre terminaba por aburrirme.
Hasta que un día, mi madre me llamó y me dijo: "A ver si esta cantante te gusta más". Era Pasión Vega. Era exactamente lo que yo buscaba. Recuerdo que no me pude mover del sillón donde escuchaba su primer disco. Esa voz produjo en mi un efecto espectacular. Era la primera vez que me emocionaba con una canción, con una cantante, la primera vez que de verdad supe el significado de "piel de gallina". Desde ese momento, ella siempre me ha acompañado.
Y hoy vuelvo a ir a uno de sus conciertos. Y volveré a emocionarme, a envolverme en esa voz de seda (descripción que da título al libro publicado por mi amigo Daniel Heredia), volver a descubrir cuál es el secreto que tiene Teresa, a perderme en sus Lunares, a dejarme Sin Compasión mientras pido un Bolero con Ron en algunos Rincones Oscuros.
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