Palabras que pensé que nunca diría. Momentos, sensaciones, que creía que nunca sentiría. Pero es curioso esto del destino. Cuando parecía que todo estaba perdido, o por lo menos difuso, se plantó un destello de luz frente a mi. Pero no si su grado de dificultad correspondiente. La vida es para los valientes, no se nos da nada regalado. Pero y me pregunto yo....¿y a mi qué me importan estas dificultades? Yo sé lo que quiero, y por eso voy a luchar, porque sé que merece la pena. Porque sé que dentro de un mes me estarás cosiendo los descosidos con miradas y sonrisas que se me meten en el miocardio izquierdo. Pues eso. Que me importa un pito el aquí, el ahora, el allí o el más allá. Solo necesitamos veinte segundos de coraje irracional, y te prometo que el resultado será algo magnífico.
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